Instalar una cubierta de piscina es una manera de revalorizar una vivienda, pero no solo eso. La verdad, las cubiertas de piscina aportan algo más que estética a la vivienda, por lo que vamos a contarte cuáles son esos detalles menos desconocidos pero que pueden resultarte de lo más interesantes.
Hoy día, puedes escoger entre tres tipos de cubiertas de piscina: alta, baja o plana. Con las dos primeras podrás disfrutar de un baño en cualquier momento del año, aunque cada una de ellas ofrece unas características propias a tener en cuenta en función del tipo de vivienda que tengas. En cuanto a la cubierta baja, te permite contar con ese espacio que ocupa la piscina, utilizándolo para lo que consideres necesario. A mí, personalmente, ya me parecen ventajas pero ¡aún tengo más!
Piscina 365 días al año
Imagínate esta escena. Estás en tu piscina, el clima dentro de la cubierta es sensacional por lo que te sientes a gusto, es tremendamente agradable y, desde allí, puedes ver cómo a tu alrededor cae la primera nevada del año. Parece de película ¿verdad? Pues puede ser perfectamente tu realidad.
Esto es lo genial de contar con una cubierta de piscina alta o baja, que te permite darte un baño con independencia del tiempo que haga, si es invierno o es verano, si llueve o hace mucho calor. Cuando quieras, ahí está.
Además, si has construido la piscina en una zona donde recibe el sol directo, el agua se calentará por sí misma y al estar cubierto no perderá la temperatura durante la noche.
Menos químicos en el agua
A todos nos ha pasado alguna vez, o muchísimas veces, que al meternos en el agua de la piscina nos han escocido los ojos o se han puesto rojos debido a los químicos que hay que echar en el agua para que esté limpia. Es lógico, todos nos queremos bañar en un agua apetecible. Dicho esto, si utilizas una cubierta no es necesario tanto químico porque ésta funciona como protección, de manera que no cae tanta suciedad de fuera (hojas, polvo, arena…). Los expertos indican que se reduce el uso de químicos entre un 35 al 60%.
Más tiempo libre
Una piscina que no está protegida requiere de mayor limpieza y atención. Además de las hojas que ya hemos mencionado antes, también están los mosquitos y los insectos que se sienten atraídos por el reflejo del agua.
Si está protegida, no tienes que pasar tanto tiempo limpiando la superficie.
Ralentiza la evaporación del agua
Con las temperaturas que estamos alcanzando últimamente, más las que vendrán en los meses de verano, la evaporación del agua es mayor. Sin embargo, si la piscina está protegida por una cubierta, aunque no se puede evitar la evaporación del agua sí se puede ralentizar la misma. Esto puede resultaros de lo más interesante ya que implica una menor pérdida de agua, tanto por lo que implica a nivel económico como a nivel de recursos.
Los expertos señalan que se puede llegar a reducir la evaporación hasta un 75%.
Menos gastos
Contratar la instalación de una cubierta requiere de una buena inversión, por supuesto, pero también es importante tener en cuenta todo lo mencionado anteriormente, como la reducción de pérdida de agua, reducción de compra de químicos o que el agua se caliente sola… que todo ello implica que también se reducen los gastos.
Prevención ante despistes
Si tienes mascotas en el jardín o los niños juegan solos por allí, las cubiertas cerradas permiten asegurarte de que no puedan acceder a la piscina sin la supervisión de un adulto. Esto también nos parece una ventaja de lo más sugerente.