La habitación de un bebé debe conservar un equilibrio que asegure el bienestar y descanso de este. Por eso la iluminación en un cuarto de bebé debe manejarse cuidadosamente ya que ningún extremo es favorable en este sentido. La iluminación debe mantener una relación de equilibrio con el resto de los elementos y la decoración. La misma no debería recibir un exceso de claridad ya que esto podría afectar el sano sueño del bebé, pero por otra parte demasiada oscuridad podría estimularlo negativamente y entristecerlo. Respecto a la luz natural del dormitorio una alternativa muy práctica es la de tener persianas en las ventanas que permitan regular la intensidad de la luz del día, y cortinas, de telas en colores claros y que en lo posible no atrapen mucho el polvo. Por otra parte la luz artificial recomendable es una luz superior, al centro de la habitación, para cuando el bebé está despierto y jugando y una lámpara de luz tenue para ayudarlo a conciliar el sueño, así como si es necesario asistirlo durante la noche, para no incomodarlo con una luz muy intensa. Para cualquiera de las opciones, en el mercado podemos encontrar una infinidad de ofertes en cuanto a diseños y colores.
Fuente imágen: www.arqhys.com
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