Cómo ya sabemos la cocina es una de las principales habitaciones de la casa, en ella se crean y degustan sabores, aromas, es un sitio para deleitar los sentidos, y es también muchas veces el lugar de reunión de la familia, por eso la cocina debe ser un sitio acogedor, donde uno se sienta a gusto y despierte su creatividad a la hora de cocinar, para que la preparación e ingesta de alimentos, además de una necesidad también se convierta en un disfrute. Y cómo en cualquier acción decorativa los colores cumplen un papel fundamental para lograr optimos resultados. No debemos olvidar que ellos ejercen una influencia psicologica y anímica muy importante sobre nosotros, por eso debemos conocer como se compartan estos y que efectos pueden estimular para luego poder definir cuales se adaptan mejor a nuestras necesidades.
El color más asociado a la comida es el naranja. Este es un color estimulante del apetito y por lo tanto puede resultar estrategica su utilización en la cocina, siempre claro que no existan en los miembros de la casa trastornos alimenticios donde su influencia pueda resultar negativa. Por el contrario, el color azul, su opuesto tiende a inhibir el apetito y quitar el hambre por lo que su uso debe ser cuidadoso y y equilibrado.
Por lo general, los colores que resultan más funcionales en la cocina suelen ser los colores cálidos asociados a la tierra, como los tostado o marrones, aunque nunca oscuros en exceso. Los colores tierra crean una sensación más acogedora, de conexión con la naturaleza y suelen asociarse con los colores de muchos alimentos además de ser muy apropiados para disimular manchas.
El color que no es recomendado como principal es el negro, este aparte de la sensación de oscuridad es capaz de absorber mucho el calor y puede volver a la cocina un sitio incómodo, a menos se que se utilice combinado con blanco de manera que equilibre sus efectos. Tampoco el rojo es un color aconsejable para habitaciones de por si calurosas, ya que es un color que es un color capaz generar la sensación de calor e irritar la vista.
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