Las estufas rusas o menonitas se basan en la eficiencia de los ladrillos refractarios para mantener el calor. Se trata de estufas o chimeneas que se integran en bloques de mampostería o muros de ladrillos o azulejos refractarios que logran retener el calor mucho más tiempo. Se ahorra leña o carbón y se logra caldear estancias en lugares donde hace mucho frío, así que es muy eficaz.
¿Cómo surgen estas estufas rusas?
La necesidad obliga, en Europa del Este, y partes de Escandinavia donde hace mucho frío desde hace siglos usaban este tipo de estufas. Hoy que si existe la electricidad se siguen usando porque son económicas y eficaces. Una simple estufa de leña o chimenea no calienta igual si está integrada en zonas donde hay ladrillos radiantes, estos conservan el calor y aumentan la eficacia calorífica.
Al principio los hogares o chimeneas eran abiertos, pero cuando la madera escaseaba y se tenía que usar ramitas, paja o excrementos de animales para mantener el calor se comenzaron a cerrar las chimeneas y a pensar en nuevas formas de retener el calor.
Cuando la madera escaseaba y había poco que quemar pueblos como los menonitas que se establecieron en las llanuras de América quemaban la hierba, y el heno como combustible. Trenzaban paquetes del tamaño de un brazo, esto se quemaba rápidamente, pero gracias a que la estufa u horno estaba integrado en bloques de ladrillos radiantes el calor que se generaba aguantaba varias horas. De esta forma lograban paliar el frío.
Las primeras estufas rusas
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Eran solo de mampostería o albañilería, es decir construidas solo de ladrillos refractarios, piedra, azulejos o estuco. No había hogares de acero o hierro fundido, fue después cuando se integraron estos hogares en muros de mampostería para ayudar a retener el calor.
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Este tipo de calentadores (los de mampostería) queman muy rápido y generalmente trozos pequeños, se usaba por ejemplo hierba, paja o heno como combustible. Aunque estas estufas tardaban más en calentarse una vez lo hacían mantenían el calor durante horas. En Europa y América se buscaba ubicar asientos o camas cerca de estufas de mampostería.
La versión moderna de las estufas rusas
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Hoy puedes instalarte una chimenea o una estufa de leña y si tienes un tiro de chimenea forrarlo de ladrillos refractarios por la parte “que se ve”. De esta forma lograrás prolongar la sensación térmica y además ahorrarás leña.
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Si no tienes tiro y solo va el tubo metálico hacia la salida de humos puedes poner ladrillos refractarios por donde pase el tubo que se calentará cada vez que enciendas las chimenea, puede ser un tramo de un metro o algo más, lo importante es que el calor se irradie a los azulejos con ello al ambiente.
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Es necesario consultar con un albañil sobre lo que quieres mostrándole diseños, ten en cuenta esto en países como Rumanía o Polonia es muy común pero en España no lo es tanto.
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Si ya tienes una chimenea o estufa de leña instalada, una buena idea puede ser forrar las paredes una parte de las paredes que estén en contacto con el calor de la estufa con ladrillos radiantes. Aunque sea un pequeño tramo de ladrillos siempre te ayudará a prolongar la sensación de calor.
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- Fuente|http://www.motherearthnews.com/
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